La idea de que la gente deje de viajar en el mundo «real» y, en su lugar, se tome unas vacaciones «metaversas» puede parece un poco descabellada, pero basta con solo viajar en un pasado más reciente para darse cuenta que en enero de 2020 parecía casi imposible trasladarse a una oficina 100% virtual en cuestión de semanas.

Aunque la gente está volviendo poco a poco a las oficinas, todavía no se atreve a ir de viaje de negocios. Y lo que es más importante aún, si hiciéramos caso a las predicciones medioambientales sobre el impacto negativo de los viajes, ¿seguiríamos viajando entonces? En un escenario así, unas vacaciones virtuales pueden ser una buena opción.
Sin embargo, dejando el COVID y la emergencia climática aparte, parece que estamos a años luz de cualquier tipo de metaverso avanzado que pueda ofrecer una alternativa real a las tradicionales vacaciones: es decir, un mundo de realidad aumentada en 3D en el que la gente pueda participar y explorar transportándose al instante.
Además, la tecnología necesaria para ello, es decir, las gafas 3D que se pueden probar en un parque de atracciones, no parecen ser demasiado prácticas para la vida cotidiana.
Entonces, ¿debemos ignorar esta propuesta futurística y volver a replantearla dentro de diez años? La respuesta es no. Pero no porque sea una amenaza, sino porque en muchos aspectos representa una oportunidad que no hay que desaprovechar.
Sin embargo, hay muchas cosas en las que los destinos turísticos deberían pensar ahora si no quieren perder el tren del metaverso. Y es que, en cierta medida, el metaverso ya ha llegado. Sí. Pensemos por un momento en los videojuegos de realidad virtual, las criptomonedas, los navegadores en los teléfonos inteligentes o las experiencias de compra online.
O sin ir más lejos, los negocios a través de visitas virtuales ya están en marcha desde hace algunos años. Muchos hoteles o destinos incluso permiten visitas en 3D, y también existe un gran interés por introducir las criptomonedas.
¿Pero que pasa con la propiedad inmobiliaria? Se puede reclamar una propiedad inmobiliaria en el metaverso. Las parcelas virtuales ya se venden por sumas de seis cifras. Al igual que cuando la gente compró nombres de dominio en internet hace ya algunos años.
Pero, la cuestión real aquí es ¿por qué querrías estar presente en el metaverso? Lo más probable es que prefieras que la gente visite tu destino real en lugar del virtual. La idea es muy simple: utilizar la presencia en el metaverso como un escaparate de tu destino.
Imagínate por un momento que la gente pueda pasear por sus calles, echar un vistazo a los restaurantes, explorar posibles hoteles y mucho más, desde el sillón de su casa.
Pero aún hay más. El metaverso puede influir también en las experiencias de venta y reserva: podría actuar como una sala de exposiciones, convirtiéndote en una oficina de turismo, agente de viajes y equipo de atención al cliente todo en uno. Los robots o los equipos de trabajo a distancia podrían responder a las preguntas de los usuarios, darles consejos, encontrarles ofertas, resolver sus problemas, etc.
Esto requerirá, por supuesto, nuevas herramientas y tecnologías para hacer un seguimiento de la participación, medir el impacto de la reputación, interactuar con la audiencia, etc. Sin duda, la publicidad en Google y Facebook será más necesaria que nunca y, con el tiempo una mentalidad totalmente nueva.
Puede que suene desalentador, incluso aterrador. Pero cualquier estrategia de destino inteligente debería plantearse empezar a considerar este espacio digital, aunque sirva solamente para inspirar a la gente a visitar y volver a su destino.
Irónicamente, en este mundo de realidades alternativas no tienes otra alternativa: únete o tu destino dejará de existir.